3. Algo sobre desarrollo del aparato y de la función binocular.
Del desarrollo prenatal los hechos que más interesa recordar son la diferenciación individual relativamente tardía del oblicuo menor; la desvinculación, posterior aún, Del recto superior y del elevador, frecuentemente por ello asociados en paresias congénitas; el hecho de las inervaciones individuales del recto externo y del oblicuo superior, frecuentemente aisladamente paralíticos en casos congénitos. Así mismo el Franco retraso del músculo ciliar en relación con los extrínsecos - en el nacimiento aún está por desarrollar, lo que es causa del retraso de la acomodación en relación con la convergencia-. Cuál el ángulo facial negativo en el embrión y feto determinan ellos una sursumducción relativa de los ojos.
En el desarrollo, las cavidades orbitarias llevan un considerable retraso con relación al ojo. Partiendo de un ángulo enorme (160º) llegan el nacimiento a uno (50º) muy próximo al del adulto (45º). Si se produce un retraso en el desarrollo de las órbitas, por su capacidad relativamente menor puede quedar una exoftalmía. Y por la divergencia, una distancia inter pupilar grande. Por esto la acción abductora de los oblicuos aumenta y por ambas razones se favorece una posición de divergencia (ejemplo: Bradicefalia), Mientras que en el caso contrario (dolicocefalia) hay una posición de convergencia.
El desarrollo tardío también favorece la persistencia entre las órbitas de tejido que produce la pseudoesotropía o pseudoendotropia por epicantus.
El desarrollo, tanto por lo que se refiere a estructuras como a reflejos es irregular. El orden del desarrollo de aquellas no guarda estricta relación con el de estos; las estructuras interesadas en la función binocular se desarrollan de manera independiente.
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De los reflejos, 1 son incondicionados y se desarrollaría por el mero paso del tiempo, otros condicionados y se adquirirían por el uso. Aunque lo más probable (Chavasee) es que ambos factores se intrinquen en el desarrollo de cada reflejo, HP si bien 1 suele predominar notablemente sobre el otro.
Los reflejos adquiridos, dependientes del uso, no se desarrollan si este no tiene lugar por falta del estímulo externo, por la obstaculización que sea, o por ausencia o alteración de los elementos innatos sobre cuya normalidad se basa su instauración y perfeccionamiento. Si el uso es interrumpido o surge un obstáculo, se detienen en su desarrollo, pudiendo además regresar o seguir un desarrollo alterado, si el uso sigue haciéndose pero en condiciones anómalas.
Chavasee compara este desarrollo al crecimiento de un árbol, ” las ramas pequeñas se dejan dominar por cualquier airecillo constante que fácilmente les hace cambiar de dirección. El propio tallo, cuando suficientemente joven, se deja influenciar por los estímulos naturales o anómalos hacia una dirección, normal o patológica. La dirección que adquiere al consolidarse su desarrollo alcanza una firmeza incondicionada que ya será difícil o imposible de alterar, aun cuando sople un viento tan fuerte como para arrancar el árbol”.
Según el mismo autor las condiciones necesarias a la instauración y el desarrollo de los reflejos condicionados son la presencia de una base anatómica normal en suficiente estado de desarrollo, la atención y capacidad de aprender, la ausencia de factores que puedan perturbarlas, el refuerzo y la simplicidad de los estímulos y la suficiente inmadurez de los reflejos presentes. De estos factores depende a sí mismo la posibilidad de un tratamiento adecuado por medios pleortópticos.
Se comprenderá que cuando falle la primera de estas condiciones todo desarrollo completo de un reflejo es imposible: si la fóvea no se haya completamente desarrollada, mal podrá establecerse la agudeza visual central esencia para la percepción fina de la forma, ya por los estímulos naturales, ya por los terapéuticos. Aquellos, como estos, necesitan además encontrar al sujeto en un estado de alerta suficiente para ser eficazmente aprovechados, y todo estímulo interferente o factor perturbador entorpecerá el desarrollo. El reflejo en fase de desarrollo necesita estar vinculado a uno precedente, que le es base, cuyo refuerzo favorecerá la instalación del nuevo. El estímulo debe ser simple, en el sentido de constante en características, sin variaciones importantes que determinarían confusión. Y debe encontrar al reflejo con ductilidad suficiente para que sea posible, ya su normal desarrollo, ya su enderezamiento.
La interrupción de un reflejo lo afectará también tanto más cuanto menos desarrollo este esté; las posibilidades de regreso y de modificación son tanto mayores cuanto menos avanzado un reflejo, normal como anómalo, se encuentra en su desarrollo. Estos hechos son a recordar al emitir un pronóstico como al proyectar un tratamiento.
Cuando el uso ha consolidado firmemente un reflejo, este puede poseer la solidez de uno incondicionado.